miércoles, 22 de agosto de 2012

La plantación de semillas

Piense un momento en una tomatera. Una planta sana puede cargar más de un centenar de tomates. Para conseguir una planta así es necesario empezar por una semilla seca, que no separece en nada a una tomatera, ni sabe seguramente a tomate, y que si usted no la conociera, ni siquiera creería que puede convertirse en una planta de tomate.

Sin embargo, supongamos que planta la semilla en un poco de tierra buena, empieza a regarla y deja que le dé el sol. Cuando aparece el primer tallito, usted no le da un pisotón, diciendo que eso no es una tomatera; más bien lo mira y se alegra. "¡Qué bien, ya está saliendo!", dice, y lo mira crecer con deleite.

En su momento, si sigue regándola, cuida de que no le falte sol y le quita las malezas, la plantita llegará a convertirse en una tomatera con más de un centenar de espléndidos  tomates. Y todo empezó con una semillita.

Lo mismo pasa cuando usted quiere crearse una experiancia nueva. La tierra es la parte subconsciente de su mente. La afirmación nueva es la semilla. La nueva experiencia está, en su totalidad, en la semillita. Usted la riega con afirmaciones, deja que se bañe en el sol de sus pensamientos positivos, limpia de malezas el jardín arrancando las ideas negativas que se le ocurren. Y cuando ve por primera vez una mínima prueba de que algo está creciendo, no la pisotea, quejándose de que eso no es bastante, sino que la mira y exclama jubilosamente: "¡Oh, qué bien! Ya está saliendo. ¡Esto funciona!". Y sigue observando cómo crece, para convertirse en la manifestación de su deseo.

Louise Hay, Usted puede sanar su vida

1 comentario:

  1. Este simil me recuerda un poco a la parábola del grano de mostaza.
    Por otra parte, me hace ver que a veces somos impacientes y queremos que nuestros deseos u objetivos se realicen aquí y ahora, sin darnos cuenta de que se requiere tiempo. Tiempo y constancia.
    Nada surge por arte de magia, hay que trabajar en ello.
    Saludos. MC.

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