martes, 31 de julio de 2018

Los girasoles

Como su propio nombre indica, los girasoles giran de acuerdo a la inclinación del sol, en otras palabras, ellos "persiguen a la luz".

Probablemente esa parte ya la sabías, pero hay otra parte que tal vez no.

¿Alguna vez te has preguntado qué sucede los días nublados y lluviosos, cuando el sol está totalmente cubierto por las nubes?

Resultado de imagen de girasoles mirandoseInteresante pregunta, ¿no? Puede que pienses que la flor del girasol queda marchita y mirando hacia abajo. ¡Pues no! Ellas se vuelven las unas a las otras para compartir entre sí sus energías.

Es impresionante la perfección de la naturaleza.

Ahora llevemos esa reflexión a nuestra vida.

Todos nosotros queremos esa luz y la buscamos de diversas maneras: en la familia, en los amigos, en la religión, en el trabajo, etc. Pero siempre existen los días nublados, los días de tristeza. En ese momento, la mayoría de las personas queda abrumada, con la cabeza baja y, las más débiles, a veces, llegan incluso a deprimirse.

¡La naturaleza tiene tanto para enseñarnos! ¿Qué tal si hacemos como los lindos girasoles? En el momento del dolor, de la desesperación, de la angustia, mira hacia tu interior con total sinceridad y sé consciente que dentro de ti también existe una luz, y esa luz puede ser compartida con aquellos a quienes amas.

Los sentimientos difíciles y dolorosos que son reprimidos, acaban, más tarde o más temprano, transformándose en una enfermedad.¿Quieres esperar a que te llegue una enfermedad para, solo entonces, abrirte a los otros? ¡No hagas las cosas más difíciles! ¡Mira a los girasoles! Ellos no piensan: "el sol se escondió, entonces voy a quedarme aquí triste, cabizbajo, esperando a que vuelva...".

¡Nada de eso! En el mismo momento, ellos accionan su luz interna y comparten con los demás...

domingo, 29 de julio de 2018

La mariposa

Un hombre encontró un capullo de mariposa y se lo llevó a su casa para ver cuando saliera del capullo. Un día observó que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba por abrirlo más grande, para poder salir. El hombre vio que la mariposa forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero, hasta que llegó un momento en el que pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. Pareció que se había atascado.

Entonces el buen hombre decidió ayudar a la mariposa, y con una pequeña tijera cortó un lado del agujero para hacerlo más grande, de manera que la mariposa pudiera salir del capullo. Sin embargo, al salir, tenía todo el cuerpo muy hinchado y las alas pequeñas y dobladas. El hombre esperaba que las alas se desdoblaran y que el cuerpo se contrajera, pero no sucedió ninguna de las dos cosas y la mariposa solamente pudo arrastrarse en círculos, con su cuerpecito hinchado y las alas dobladas. Nunca pudo llegar a volar.

Imagen relacionadaLo que el hombre en su bondad no entendió, fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida para salir del diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes, y luego pudiese volar y obtener la libertad... ¡poder volar era algo que solamente podía llegar después de la lucha!

Algunas veces lo que necesitamos en la vida es la lucha. Si pudiésemos progresar sin obstáculos, nos convertiríamos en inválidos, no podríamos crecer. ¿Cuántas veces hemos querido tomar el camino fácil para salir de dificultades, tratando de usar "tijeras" para recortar el esfuerzo que nos conducirá al éxito? Así como el oro es refinado con el fuego, solo a través de nuestros esfuerzos y caídas saldremos fortalecidos. Solamente a través de nuestro esfuerzo podremos encontrar el éxito.

miércoles, 11 de julio de 2018

El contrabandista

Cuando era joven, Nasrudín cruzaba todos los días la frontera con las cestas de su asno bien cargadas de paja. Se dedicaba al contrabando, y cuando llegaba a la aduana lo primero que hacía era confesarlo:

- Me llamo Nasrudín y soy contrabandista.

Los guardas le registraban una y otra vez. Comprobaban sus ropas y su carga: metían la bayoneta en la paja, la sumergían en agua e incluso habían llegado a quemarla para ver si llevaba algo oculto. Pero nunca hallaban nada.

Mientras tanto la riqueza de Nasrudín no dejaba de aumentar. Cuando finalmente se convirtió en mulá, le destinaron a una aldea muy lejana y abandonó para siempre el contrabando.

Un día, en aquel lugar remoto, se encontró con uno de los aduaneros de su juventud. Éste no pudo resistir la tentación de preguntar:

- Ahora me lo puedes decir, Nasrudín: ¿qué pasabas de contrabando que nunca pudimos descubrirlo?

- Asnos - respondió el sabio.

Ser feliz en Alaska, Rafael Santandreu

sábado, 7 de julio de 2018

Grita pero con lentitud

Cuando una persona difícil lo confronte iracundamente, pídale tiempo para pensar:

"Esto me cae como un balde de agua fría y no puedo responderte ahora. Será mejor reunirnos después del almuerzo para discutirlo".

Si le da una respuesta inmediata, probablemente caerá en un contraataque improductivo.

Si alguien le grita, no diga nada hasta que esa persona deje de gritar. Luego, pregúntele:

"¿Podrías repetir lo mismo, pero lentamente?"

Después de todo, ¿quién puede gritar y hablar lentamente a la vez?