domingo, 29 de marzo de 2020

Cicatrices

Un día caluroso de verano en el sur de Florida, un niño decidió ir a nadar en la laguna que había detrás de su casa. Salió corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz. Su madre desde la casa lo miraba por la ventana y vio con horror que se avecinaba un gran peligro. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole para advertirle, el niño al oírla se alarmó y nadó hacia el muelle, pero fue demasiado tarde.

Desde el muelle la mamá agarró al niño por los brazos justo cuando el caimán le agarraba las piernas. La mujer tiraba con determinación, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era más fuerte, pero la madre era mucho más apasionada y su amor no la abandonaba. Un hombre que escuchó los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al cocodrilo.

El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún pudo volver a caminar.

Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño si le quería enseñar las cicatrices de sus piernas. El niño levanto la colcha y se las mostró. Pero entonces, con gran orgullo se remango las mangas y dijo: "Pero las que usted debe de ver son estas". Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza. "Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida".


Moraleja:

Nosotros también tenemos cicatrices de un pasado doloroso. Algunas son causadas por nuestros pecados, pero algunas son la huella de Dios que nos ha sostenido con fuerza para que no caigamos en las garras del mal.

Dios te bendiga siempre, y recuerda que si te ha dolido alguna vez el alma, es porque Dios, te ha agarrado demasiado fuerte para que no caigas.