jueves, 28 de mayo de 2020

¿Qué es el perdón?

* El perdón NO es justificar y estar de acuerdo con lo que nos hicieron o con lo que no nos gusta
* El perdón NO es pasar por encima de nuestras emociones
* El perdón NO es resignarse
* El perdón NO es ser tonto
* El perdón NO es estar feliz cuando nos están haciendo daño

Nada de eso es el perdón.

"El perdón es una herramienta de sanación y un camino de vida. El perdón no es hacia los demás, es hacia ti mismo."

"Es como si alguien te hiciera una herida, y te está sangrando, y en vez de sanarla, te pusieras a echarle la culpa al que te la hizo... probablemente te desangrarás."

Muy visual, pero entendí que hay que aprender a perdonar y a sanar las heridas.

jueves, 21 de mayo de 2020

El "niño interno"

El "Niño Interno" es una parte de nosotros que mantiene almacenada información que se quedó registrada en nuestro subconsciente, por experiencias vividas en nuestra niñez.

Y si esas esas experiencias han sido dolorosas y no resueltas, arrastramos por años ese niño herido dentro de nosotros, y lo peor es que como duele tanto, no lo queremos atender.

Por ejemplo, ¿alguna vez has reaccionado desproporcionadamente por algún comentario que te hicieron?

Es posible que tenga que ver con tu "niño interno herido".

Es el grito de nuestro niño herido buscando atención, salvación y consuelo en nosotros mismos.

¿Cómo remedias esto?

Aprendiendo a amar incondicionalmente a tu "niño interior".

Y sólo tú puedes darle este amor.

martes, 12 de mayo de 2020

Dos opciones

Siempre que nos encontramos ante una situación tenemos dos opciones:

"Puedo" vs "no puedo".

Pero también podemos agregar:

"Soy capaz" vs "No soy capaz"

"Soy suficiente" vs "No soy suficiente"

"Lo voy a conseguir" vs "No lo voy a conseguir"

"Soy valioso" vs "No soy valioso"

"Es fácil" vs "Es difícil"

La opción que escoges al principio determina mucho el resultado que obtendrás.

Te condiciona.

La próxima vez que vayas a tomar una decisión, pregúntate cuál es el impulso que quieres.

¿Uno positivo? ¿O uno negativo?

lunes, 11 de mayo de 2020

Déjate caer, confía

Un joven caminaba de un pueblo a otro atravesando una cadena de montañas. En un momento dado, una espesa niebla empezó a cubrirlo todo. El chico apretó el paso para llegar antes, pero dio un traspié en un recodo y cayó al vacío.

En su caída, movió los brazos desesperado y logró asirse a una rama. ¡Qué fortuna, había salvado la vida! Pero, ¿cómo ascender? La pared era vertical. Además, no se veía nada a causa de la niebla.

Allí colgado de una rama, en medio de la nada, se vio perdido y gritó:

- ¡Dios, ayúdame!

Y de pronto una voz acudió a su mente, clara y atronadora:

- Déjate caer. Confía.

El muchacho sacudió la cabeza. Debía de estar teniendo una alucinación absurda. Hacía muchísimo frío y ya era de noche.

Gritó otra vez:

- Si existes, Señor, ayúdame. ¡Me muero de frío!

Y, de nuevo, la voz en su interior:

- Déjate caer. Confía.

Al cabo de ocho horas, el día amaneció y unos aldeanos pasaron por el mismo sendero. En el punto donde había caído el muchacho encontraron su bastón. Se asomaron al borde del camino y lo que vieron les dejó atónitos: allí estaba el muchacho, muerto por congelación, cogido a una rama. Pero debajo de él no había ningún vacío sino otro camino, a tan sólo un metro de sus tiesos pies helados.

Debido a la niebla no se había dado cuenta de que no había precipicio alguno, sino otro sendero que atravesaba las montañas.

Ser feliz en Alaska, Rafael Santandreu

Este cuento me hace caer en la cuenta de la cantidad de veces que le pedimos a Dios algo con todas nuestras fuerzas, pero cuando nos da la solución, no escuchamos, no confiamos, no terminamos de fiarnos. El miedo nos paraliza y no somos capaces de dejarnos caer y confiar en que nos van a sostener. No siempre confiamos en Dios y no siempre confiamos en nosotros mismos, imaginando un precipicio que, en realidad, no existe.
¿Qué te ha sugerido a ti esta pequeña historia?

domingo, 10 de mayo de 2020

¿Qué le das de comer a tu mente?

Todos sabemos la importancia de comer bien y saludable.

Pero... ¿cuántos ponemos atención a lo que nuestra mente consume?

Por ejemplo, últimamente estamos bombardeados por noticias que causan pánico, estrés y ansiedad. 

Las personas se angustian y empiezan a hacer cosas muy locas.

Y cada vez que abren las noticias y buscan esos temas, lo que sucede es que están echándole más fuego al incendio que traen en su cerebro.

Te lo digo porque yo he hecho esto varias veces, y siempre llego a la misma conclusión.

Siempre me termino diciendo: "Ay Esteban, si ya sabes que las noticias usualmente traen basura, ¿por qué te empeñas en consumir eso?"

Con esto quiero decirte que nadie es inmune a las noticias, eventualmente se terminan colando en la conversación, en las notificaciones del celular, en la radio, en Facebook, etc.

De hecho, es algo natural, es un sesgo que tiene nuestra mente y que constantemente busca cosas que la mantengan en modo de alerta.

¿Qué puedes hacer?

Controla tus impulsos por revisar las últimas noticias, busca cosas que alimenten tu mente de forma positiva. 

Porque de todos modos, las noticias llegarán. 

Pero una cosa es que te salpique el lodo, y otra cosa es meterse en él a voluntad.

Ten un gran día,
Esteban (Gutenberg)

sábado, 9 de mayo de 2020

Caperucita Roja (versión del Lobo)

El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho. Siempre trataba de mantenerlo ordenado y limpio.

Un día soleado, mientras estaba recogiendo las basuras dejadas por unos turistas sentí pasos. Me escondí detrás de un árbol y vi venir una niña vestida en una forma muy divertida: toda de rojo y su cabeza cubierta, como si no quisiera que la viesen. Andaba feliz y comenzó a cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le ocurrió que estas flores no le pertenecían. Naturalmente, me puse a investigar. Le pregunté quien era, de donde venía, a donde iba, a lo que ella me contesto, cantando y bailando, que iba a casa de su abuelita con una canasta para el almuerzo.

Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque cortando flores. De repente, sin ningún remordimiento, mató a un mosquito que volaba libremente, pues también el bosque era para él. Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus habitantes.

La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la abuelita. Cuando llegué me abrió la puerta una simpática viejecita, le expliqué la situación. Y ella estuvo de acuerdo en que su nieta merecía una lección. La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que yo la llamara y se escondió debajo de la cama.

Cuando llegó la niña la invité a entrar al dormitorio donde yo estaba acostado vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas. He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas eran para oírla mejor.

Ahora bien me agradaba la niña y traté de prestarle atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca de mis ojos saltones. Ustedes comprenderán que empecé a sentirme enojado. La niña tenía bonita apariencia pero empezaba a serme antipática. Sin embargo pensé que debía poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me ayudaban para verla mejor. Pero su siguiente insulto sí me encolerizó. Siempre he tenido problemas con mis grandes y feos dientes y esa niña hizo un comentario realmente grosero.

Sé que debí haberme controlado pero salté de la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que eran así de grande para comerla mejor. Ahora, piensen Uds.: ningún lobo puede comerse a una niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la habitación gritando y yo corría tras ella tratando de calmarla. Como tenía puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr, me la quité, pero fue mucho peor. La niña gritó aun más. De repente, la puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo miré y comprendí que corría peligro, así que salté por la ventana y escapé.

Me gustaría decirles que este es el final del cuento, pero desgraciadamente no es así. La abuelita jamás contó mi parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz que yo era un lobo malo y peligroso. Todo el mundo comenzó a evitarme.

No sé qué le pasaría a esa niña antipática y vestida en forma tan rara, pero si les puedo decir que yo nunca pude contar mi versión. Ahora Ustedes ya lo saben.


Esta mañana una amiga me habló de esta versión del cuento que no conocía, y me impactó bastante. Muchas veces nos quedamos sólo con una parte de la historia, sin saber o sin querer saber la versión de la otra persona, catalogándola de "buena" o "mala". Ni el Lobo del cuento era tan malo ni Caperucita tan buena. 
¡Gracias Saray!

lunes, 4 de mayo de 2020

La importancia de no hablar mal de nadie

El rabino Meir Cohen había dedicado su vida a estudiar las Escrituras. Era una autoridad apreciada en todo el mundo y sus sermones se publicaban en muchos idiomas, especialmente los dedicados al pecado de hablar mal de los demás.

En una ocasión, se hallaba en un tren de vuelta a casa y conoció a otro viajero. Éste le habló del propósito de su viaje:

- Voy a la capital para conocer al gran rabino Meir Cohen.

Al rabino le divirtió la coincidencia y quiso indagar más acerca de la opinión que se tenía de él.

- ¿Y por qué le llamas "gran rabino"? ¿Qué tiene de especial? Yo creo que sólo es un hombre como los demás.

- ¿Cómo osas ser tan insolente con un sabio sin igual? - exclamó el viajero al tiempo que le propinaba un sonoro bofetón.

Días más tarde, ya en la ciudad, Meir Cohen daba una conferencia en la universidad. Al terminar, aquel viajero del tren se acercó avergonzado a pedirle disculpas. Se había quedado blanco de vergüenza al comprobar que había abofeteado al mismo héroe al que quiso defender.

- ¡Señor! ¿Qué he hecho? ¡No tengo perdón de Dios! - le dijo.

- No hay nada que perdonar, puesto que me has enseñado algo vital: la importancia de no hablar mal de nadie, pero sobre todo de uno mismo.

Ser feliz en Alaska, Rafael Santandreu

viernes, 1 de mayo de 2020

Empieza a perdonar

¿Sabías que no perdonar afecta tu salud, tus relaciones y tu economía?

Esto es porque al no perdonar, generas estrés, preocupación y rabia.

Y esto afecta tu salud porque la rabia y el estrés suben la presión arterial.

El estrés sostenido produce inflamación en el organismo.

También libera una sobreproducción de radicales libres. Esto con el tiempo produce enfermedades degenerativas, envejecimiento y hasta puede llegar al cáncer.

Produce insomnio porque uno está con la rabia y el resentimiento y está constantemente pensando en ello.

Y esto afecta también tus relaciones debido a que estás de mal humor y la "pagas" con los demás.

O empiezas a hartar a los demás porque sólo vives quejándote por la rabia que tienes dentro.

Esto puede producir división familiar, también dejas de disfrutar bien con tu pareja o familia.

Vaya, se vuelve un círculo vicioso. 

¿Y cómo daña tu economía?

Pues, todos sabemos que el tiempo es dinero, y no perdonar te hace menos productivo pues usas ese tiempo en rumiar o en estar rabioso o resentido, en lugar de ser productivo, eficiente, creativo, o de establecer vínculos sanos.

Por eso empieza a perdonar.

A ti mismo, a los demás, a tu pasado, y comienza a liberarte de esos pesos que traes arrastrando.