domingo, 29 de abril de 2018

¡Ah... si entre amigos fuéramos gansos!

La próxima temporada, cuando veas los gansos emigrar dirigiéndose hacia un lugar más cálido para pasar el invierno, fíjate que vuelan en forma de "V". Tal vez te interese saber por qué lo hacen así. Al volar de esta forma, la bandada entera aumenta en un 71% el alcance del vuelo con relación al de un pájaro volando sólo.
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Lección 1: compartir la misma dirección y el sentido del grupo permite llegar más rápido y más fácilmente a destino, porque ayudándonos los logros son mejores.

Cuando un ganso sale de la formación, siente la resistencia del aire y la dificultad de volar solo; entonces, rápidamente retorna a la formación, para aprovechar el poder de elevación de los que están a su frente.

Lección 2: permaneciendo en sintonía y unidos junto a aquellos que se dirigen en nuestra misma dirección, el esfuerzo será menor, será más sencillo y placentero alcanzar las metas, y estaremos dispuestos a aceptar y ofrecer ayuda.

Cuando el ganso líder se cansa, se traslada al final de la formación, mientras otro asume la delantera.

Lección 3: es necesario compartir el liderazgo, respetarnos mutuamente en todo momento, compartir los problemas y los trabajos más difíciles, reunir habilidades y capacidades, combinar dones, talentos y recursos.

Cuando un ganso se enferma, es herido o está cansado y debe salir de la formación, otros salen de la formación y lo acompañan para ayudarlo y protegerlo: permanecen con él hasta que muera o sea capaz de volar nuevamente; alcanzan su bandada, o se integran en otra formación.

Lección 4: cuando hay coraje y aliento, el progreso es mayor. Una palabra de aliento a tiempo, motiva, ayuda, da fuerzas y produce el mejor de los beneficios.

Los gansos volando en formación graznan para dar coraje y aliento a los que van al frente, para que así mantengan la velocidad.

Lección 5: estemos unidos, uno al lado del otro, pese a las diferencias, tanto en los momentos de dificultad, como en los momentos de esfuerzo.

Lección final: si nos mantenemos uno al lado del otro, apoyándonos y acompañándonos, si hacemos realidad el espíritu de equipo; si pese a las diferencias podemos conformar un grupo humano para afrontar todo tipo de situaciones; si entendemos el verdadero valor de la amistad; si somos conscientes del valor de compartir, la vida será más simple y el vuelo de los años más placentero.


sábado, 28 de abril de 2018

Riqueza, Éxito y Amor

En un pueblo remoto de Oriente, una mujer se encontró sentados a la puerta de su casa a tres ancianos. Vestían con ropas elegantes y departían doctamente. Llena de curiosidad, les preguntó:

- ¿Les puedo ayudar en algo?

- Estamos de viaje y queríamos hacer un alto en el camino - respondieron.

- Por favor, entren en mi casa. Les daré un vaso de agua  - sugirió ella.

- Estaríamos encantados, pero no podemos entrar los tres juntos. Invite, no obstante, a uno de nosotros - dijeron los forasteros.

En ese momento, el marido y la hijita salieron a ver qué sucedía y el hombre dijo:

- ¿Qué tontería es ésa? Entren los tres. Nuestro pueblo siempre ha sido hospitalario.

Ante la insistencia, uno de ellos, de larga barba blanca, respondió:

- Queridos amigos, muchas gracias por vuestras atenciones. Oíd: yo me llamo Riqueza y mis otros dos compañeros, Éxito y Amor. Y los tres no podemos entrar juntos en un hogar. Elegid a uno, por favor.

El matrimonio se quedó pensando un rato hasta que el marido dijo:

- Yo invitaría a Riqueza. Nos va a venir muy bien su compañía.

- Mejor a Éxito; ¡Nunca lo hemos conocido! - replicó la esposa.

Y la niña, que había estado atenta a todo, dijo:

- ¿No sería mejor invitar a Amor? ¡Así la casa se llenaría de cariño!

Los padres accedieron a ese ruego y tendieron la mano al anciano llamado Amor. Pero cuando éste se levantó, sus acompañantes hicieron lo mismo y se dispusieron a seguirlo. Entonces la mujer preguntó:

- Pero, ¿no dijisteis que no podíais entrar juntos?

Y Amor respondió:

- De haber entrado Riqueza, los otros dos hubiéramos permanecido fuera. De haber invitado a Éxito, también- Pero como he sido yo el elegido, mis compañeros visitarán vuestro hogar. Porque, queridos amigos, allá donde hay amor, también suele haber éxito y riqueza. Seguid siempre a vuestro corazón y las demás alegrías de este mundo os acompañarán.

Ser feliz en Alaska, Rafael Santandreu

sábado, 7 de abril de 2018

Encontrar tu destino

En la vida todos escogemos un camino, pero muchas veces resulta no ser el camino correcto, no es lo que esperábamos. En otras ocasiones, es el camino el que nos escoge a nosotros. Sin embargo, ocurre que ese camino tampoco es el deseado.

Nos preguntamos por qué las cosas no funcionan como se suponía que debían hacerlo. Aunque como siempre, con los años, la distancia y la perspectiva que nos ofrece la experiencia, vamos comprendiendo algunas cosas difíciles de entender, y es que en la vida aparecen capítulos inesperados que no tienen nada que ver con el guión previsto.

Aparecen circunstancias inesperadas, extrañas causas, fracasos, derrotas o equivocaciones que nos impiden lograr nuestro objetivo inicial y nos desvían del curso previsto. Sin embargo, hoy en día tengo la certeza de que si hubiese aprobado las oposiciones a catedrático de universidad, jamás habría escrito mi primer libro, y gracias a que las suspendí varias veces, tomé otro camino que me fue acercando a mi destino.

Sé que después, si hubiese triunfado en mi primer trabajo, habría permanecido anclado allí toda mi vida, probablemente más seguro, pero jamás hubiese tenido la oportunidad de disfrutar de las increíbles experiencias que he vivido a lo largo de mi vida.

Más tarde, durante un tiempo me dediqué a lo que me gustaba, encontré mi camino, mi pasión. Me sentía pleno y feliz, pero la ignorancia de la juventud me hizo perseguir más cosas y abandonar ese camino, tomando equivocados desvíos. Aunque también aprendí y viajé mucho, las buenas sensaciones de antaño nunca fueron iguales.

A veces consigues lo que quieres, cuando en realidad no es lo que necesitas, y en otras no logras alcanzar aquello que realmente buscas. Lo cierto es que no hay dos caminos iguales, al igual que no hay dos personas iguales, por eso cada uno de nosotros tenemos que recorrer nuestro propio camino. Un camino de evolución, de errores y aciertos, un camino de descubrimiento.

Durante un tiempo todo parecía irme bien, pero tarde o temprano las misteriosas fuerzas del destino regresaban, y el fracaso volvía a aparecer en toda su magnitud.

Sin embargo, por esos misterios de la vida, gracias al fracaso, pude encontrar lo que buscaba. Con su particular método, parecía que la vida estaba jugando al escondite con mi verdadero propósito. Durante un tiempo seguí de fracaso en fracaso hasta que, por fin, encontré mi verdadera pasión, mi destino, y con él la plenitud.

Entre todos esos capítulos que dan forma a nuestra historia personal, a base de equivocaciones, aprendí que, en ocasiones, la vida, el Universo, Dios o el destino tienen otros planes, y no cuentan con nuestras preferencias, nuestras expectativas o deseos. Pero al final de ese largo camino lleno de errores, llamado experiencia, encontré la respuesta, y es que a veces, cuando no consigues lo que quieres, encuentras tu destino.

Un lugar llamado destino, Javier Iriondo