sábado, 28 de abril de 2018

Riqueza, Éxito y Amor

En un pueblo remoto de Oriente, una mujer se encontró sentados a la puerta de su casa a tres ancianos. Vestían con ropas elegantes y departían doctamente. Llena de curiosidad, les preguntó:

- ¿Les puedo ayudar en algo?

- Estamos de viaje y queríamos hacer un alto en el camino - respondieron.

- Por favor, entren en mi casa. Les daré un vaso de agua  - sugirió ella.

- Estaríamos encantados, pero no podemos entrar los tres juntos. Invite, no obstante, a uno de nosotros - dijeron los forasteros.

En ese momento, el marido y la hijita salieron a ver qué sucedía y el hombre dijo:

- ¿Qué tontería es ésa? Entren los tres. Nuestro pueblo siempre ha sido hospitalario.

Ante la insistencia, uno de ellos, de larga barba blanca, respondió:

- Queridos amigos, muchas gracias por vuestras atenciones. Oíd: yo me llamo Riqueza y mis otros dos compañeros, Éxito y Amor. Y los tres no podemos entrar juntos en un hogar. Elegid a uno, por favor.

El matrimonio se quedó pensando un rato hasta que el marido dijo:

- Yo invitaría a Riqueza. Nos va a venir muy bien su compañía.

- Mejor a Éxito; ¡Nunca lo hemos conocido! - replicó la esposa.

Y la niña, que había estado atenta a todo, dijo:

- ¿No sería mejor invitar a Amor? ¡Así la casa se llenaría de cariño!

Los padres accedieron a ese ruego y tendieron la mano al anciano llamado Amor. Pero cuando éste se levantó, sus acompañantes hicieron lo mismo y se dispusieron a seguirlo. Entonces la mujer preguntó:

- Pero, ¿no dijisteis que no podíais entrar juntos?

Y Amor respondió:

- De haber entrado Riqueza, los otros dos hubiéramos permanecido fuera. De haber invitado a Éxito, también- Pero como he sido yo el elegido, mis compañeros visitarán vuestro hogar. Porque, queridos amigos, allá donde hay amor, también suele haber éxito y riqueza. Seguid siempre a vuestro corazón y las demás alegrías de este mundo os acompañarán.

Ser feliz en Alaska, Rafael Santandreu

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