sábado, 18 de abril de 2020

Desear felicidad

Un religioso derviche y su discípulo se hallaban caminando por una tranquila carretera. A lo lejos, distinguieron una nube de polvo: un elegante carruaje tirado por cuatro caballos blancos venía a toda velocidad. A medida que se aproximaba, se dieron cuenta de que el vehículo no frenaba ni se apartaba del centro de la vía. En un minuto lo tuvieron encima, así que saltaron a una zanja. Cuando se levantaron, vieron cómo el carruaje se alejaba levantando más polvo, esta vez sobre sus ropas.

El discípulo pensó en lanzarles una maldición, pero antes de que pudiera hacerlo, el maestro se adelantó y dijo:

- ¡Que vuestra vida os colme de felicidad!

El joven, sorprendido, preguntó:

- ¿Por qué le deseáis felicidad a esa gentuza? ¡Por poco nos atropellan!

- ¿Piensas de veras que si fuesen felices irían por ahí molestando a los demás? - respondió sereno el maestro.


Ser feliz en Alaska, Rafael Santandreu

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