Un oso recorría constantemente, arriba y abajo, los seis metros de largo de la jaula.
Cuando, al cabo de cinco años, quitaron la jaula, el oso siguió recorriendo arriba y abajo los mismos seis metros, como si aún estuviera en la jaula.
Y lo estaba...para él.
Los muros que nos aprisionan son mentales, no reales.
Anthony de Melo
No hay comentarios:
Publicar un comentario