miércoles, 28 de marzo de 2018

Manifiesto sobre la (in)comodidad

Hoy y para el resto de mi vida, apuesto por una vida plena y con sentido, hermosa y llena de pasión.

Desde ahora me comprometo a tomar el milagro de la vida como venga: con frío o calor, sol o lluvia, tormentas de nieve o tornados.

Quiero tener la vida del viajero que explora, aprende y se empapa de alegría.

Si hace calor, le daré la bienvenida al clima y celebraré la llegada del verano. Sudaré alegre en pos de aventuras que remojaré en poemas intensos. Como si estuviese en Indonesia cual intrépido Indiana Jones.

Si estoy en un lugar feo y pobre, imaginaré que soy un activista que trabaja para mejorar el barrio: un apasionado voluntario que aporta amor y belleza a todas las personas que allí habitan. Y ese lugar será amado por mí. ¡Habrá mucha gente fantástica con la que conectar y las molestias estéticas serán minucias sin importancia!

Si el bullicio es grande, me daré cuenta de que puedo ser feliz también allí. ¡Los seres humanos no necesitan silencio para ser felices! Existe un interruptor mental que apaga los ruidos si no los tenemos en cuenta. ¡Puedo trabajar, conocer gente, amar a los demás... realizar infinidad de actividades valiosas! Entenderé que el ruido también es vida.

Esperas largas y pies cansados: agobio o felicidad, todo depende de mí. Puedo estar lleno de energía y amor y hacer cosas constructivas en todo momento.

Hoy y para el resto de mi vida, me apunto al club de las personas activas, alegres y apasionadas que apuestan por una vida emocionante y plena. ¡No quiero mucha comodidad: no la necesito! ¡Me espera mi mejor versión en el mejor de los universos posibles!

Ser feliz en Alaska, Rafael Santandreu

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