Ángela Pontual asistía a una obra de teatro en Broadway, y salió para tomar un whisky en el descanso. La sala de espera estaba llena; la gente fumaba, conversaba, bebía. Un pianista tocaba. Nadie prestaba atención a la música. Ángela comenzó a beber y a mirar al músico. Él parecía aburrido, haciendo aquello por obligación, loco por que acabase el descanso.
Al tercer whisky, ya un poco bebida, se acercó al pianista.
- ¡Es usted un aburrido! ¿Por qué no toca sólo para usted? - vociferó.
El pianista la miró, sorprendido. Y, al instante, comenzó a tocar las piezas que le gustaría estar tocando. En poco tiempo, la sala de espera estaba en completo silencio.
Cuando el pianista acabó, todos aplaudieron con entusiasmo.
Paulo Coelho
Para agradar a los demás tenemos, primero, que agradarnos a nosotros mismos. Para divertir o emocionar a los demás, primero tenemos que divertirnos o emocionarnos nosotros mismos.
ResponderEliminarEl cambio comienza por uno mismo. Si quieres cambiar el mundo, primero empieza por ti.
Totalmente de acuerdo contigo Sara.
ResponderEliminar