sábado, 26 de marzo de 2016

Sábado de espera

Escucha, tú, que tienes sed, ven a por agua. ¿Qué te falta? ¿Cariño? ¿Sentido? ¿Motivos? Ven. ¿De qué tienes hambre? ¿De esperanza, de verdad, de encuentro? Ven y aliméntate de mi palabra y mi promesa. Come sin pagar el trigo y el vino, la vida y la fe. ¿Por qué gastas tu vida, tu ilusión y tus fuerzas en batallas vacías? Escúchame con atención, y vivirás. Sellaré contigo una alianza perpetua, una promesa que se extiende de generación en generación.
 
Búscame, aunque no me encuentres.
Búscame, que estoy cerca.
Abandona otros caminos, para recorrer mis senderos. Y yo estaré contigo.
 
Mis planes no son tus planes. Mis proyectos no son tus proyectos, mis caminos no son tus caminos. Pero mi amor eres tú. Ese, el amor, es mi plan, mi proyecto y mi camino.
Mi palabra es como lluvia que baja y empapa la tierra. La hace fecunda. Le da vida. Tú eres esa tierra. Y tu fruto será alimento de tantos. Abraza mi palabra, y todo estará bien.

Adaptación de Is 55, 1-11 por rezandovoy
 
 
Jesús permite que el mal se ensañe con Él y lo carga sobre sí para vencerlo. Su pasión no es un accidente; su muerte - esa muerte - estaba "escrita". En verdad, no encontramos muchas explicaciones. Se trata de un misterio desconcertante, el misterio de la gran humildad de Dios: "Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito" (Jn 3, 16). Pensemos mucho en el dolor de Jesús y digámonos a nosotros mismos: esto es por mí. Incluso si yo hubiese sido la única persona en el mundo, Él lo habría hecho. Lo hizo por mí. Besemos el crucifijo y digamos: por mí, gracias Jesús, por mí. Cuando todo parece perdido, cuando ya no queda nadie porque herirán "al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño" (Mt 26, 31), es entonces cuando Dios interviene con el poder de la resurrección. La resurrección de Jesús no es el final feliz de un hermoso cuento, no es el happy end de una película, sino la intervención de Dios Padre allí donde se rompe la esperanza humana. En el momento en que todo parece perdido, en el momento del dolor, en el que muchas personas sienten la necesidad de bajar de la cruz, es el momento más cercano a la resurrección. La noche se hace más oscura precisamente antes de que comience la luz. En el momento más oscuro interviene Dios y resucita.
 
Papa Francisco
 
 
Cristo Jesús, en este día de sepulcro, aún quedan ecos de la tarde cruenta del viernes, queda sin respuesta tu grito desgarrador - Dios mío, ¿por qué me has abandonado? -, queda la esperanza. Mañana al alba, verás y veremos, que el Padre nunca te ha abandonado, y veremos que tu muerte se convierte en fuente de vida para ti y para el mundo. Me quedo con tu madre, que desde la cruz me diste a mí como Madre: a pesar de haber visto a un Dios que ha muerto, al principal apóstol que te negó, y al último apóstol que te vendió, María espera, y yo con ella. ¡Hoy es el Día de la Esperanza misericordiosa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario