Buscaglia cuenta la historia del cuarto rey mago, que también vio la estrella brillar sobre Belén, pero que siempre llegaba con retraso a los lugares en los que Jesús podría estar, porque pobres y miserables pedían su ayuda.
Después de treinta años siguiendo los pasos de Jesús por Egipto, Galilea, Betania, el rey mago llega a Jerusalén; es demasiado tarde, el niño ya se ha transformado en un hombre y lo van a crucificar ese mismo día. El rey había comprado perlas para Cristo, pero tuvo que venderlas casi todas para ayudar a la gente con la que se cruzó en el camino. Sólo quedó una perla, y el Salvador ya había muerto.
- Fallé en la misión de mi vida - piensa el rey mago.
En ese momento, escucha una voz:
- Al contrario de lo que piensas, me has encontrado durante toda tu vida. Estaba desnudo, y me vestiste. Tuve hambre, y me diste de comer. Estaba preso, y me visitaste. Estaba en todos los pobres de tu camino. Muchas gracias por tantos regalos de amor.
Paulo Coelho
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