domingo, 11 de noviembre de 2012

Las manos de Dios

Maestro y discípulo caminan por los desiertos de Arabia. El maestro aprovecha cada momento del viaje para instruir al discípulo sobre la fe.

- Confía tus cosas a Dios; - dice él - Dios jamás abandona a sus hijos.

De noche, al acampar, el maestro pide al discípulo que ate los caballos a una roca cercana. Él va hasta la roca, pero recuerda las enseñanzas del maestro: "Me está poniendo a prueba - piensa -. Debo confiar los caballos a Dios". Y deja los caballos sueltos. Por la mañana, el discípulo descubre que los animales han huido. Enfadado, busca al maestro.

- No sabes nada sobre Dios - protesta -. Le encomendé a Él el cuidado de los caballos. Y los animales no están allí.

- Dios quería cuidar de los caballos - responde el maestro -. Pero, en aquel momento, necesitaba tus manos para atarlos.

Paulo Coelho

No hay comentarios:

Publicar un comentario