domingo, 20 de febrero de 2011

Estado Turiya

Del libro Come, reza, ama de Elizabeth Gilbert:

"Según dicen los yoguis, la mayoría de nosotros nos movemos siempre entre tres estados de conciencia diferentes: la vigilia, el sueño y el sueño profundo (sin ensoñaciones). Pero, además, existe un cuarto nivel. Este último es testigo de los otros tres estados y funciona a un nivel de conciencia integral que los engloba a todos. Es la conciencia en estado puro, una apreciación inteligente capaz - por ejemplo - de recordarte lo que has soñado cuando te despiertas. Tú te vas al país de los sueños, por así decirlo, pero alguien vela esos sueños mientras tú duermes. ¿Quién es ese testigo? ¿Quién se mantiene siempre fuera de nuestra mente, contemplando sus pensamientos? Un yogui diría que se trata de Dios. Y si sabes acceder a ese estado de testigo consciente, entonces puedes estar con Dios cuando quieras. Esta conciencia constante, esta apreciación de la presencia de Dios en nuestro interior, sólo sucede en el cuarto estado de la conciencia que se denomina turiya.

Sabrás si has alcanzado el nivel turiya si experimentas una felicidad constante. La persona que vive en un estado de turiya no tiene cambios de estado de ánimo ni teme al paso del tiempo ni sufre las pérdidas que experimenta en la vida. "Puro, limpio, vacío, tranquilo, reposado, desinteresado, eternamente joven, constante, eterno, nonato e independiente, vive sumido en su propia grandeza", dicen los Upanisad (los libros sagrados del hinduismo) de aquel que ha alcanzado el estado del turiya. Todos los grandes santos, gurús y profetas de la historia vivían en un constante estado de turiya. En cuanto al resto de los mortales, la mayoría lo hemos experimentado alguna vez aunque sólo sea durante unos instantes. Casi todos, aunque sólo sea durante dos minutos de nuestra vida, hemos sentido en un momento dado una sensación inexplicable de absoluta felicidad, ajena a lo que estuviéramos viviendo en el mundo exterior. Tan pronto eres el tío de siempre, viviendo la rutina diaria a trancas y barrancas como de repente, sin que cambie nada, te sientes elevado por la gracia de Dios, lleno de admiración, colmado de felicidad. Sin que exista ningún motivo aparente, todo te parece perfecto.

Obviamente, la mayoría de nosotros entramos y salimos de este estado a toda velocidad. Es casi como si alguien quisiera burlarse de ti, mostrándote una breve imagen de tu perfección interior y haciéndote volver a toda prisa a la "realidad", donde siguen tus problemas y ansiedades de siempre. Siglo tras siglo muchos han querido proplongar ese estado de felicidad perfecta valiéndose de medios externos, como las drogas, el sexo, el poder, la adrenalina y la acumulación de objetos bellos, pero no lo han conseguido. Buscamos la felicidad en todas partes, pero somos como el famoso mendigo de Tolstói, que se pasaba la vida pidiendo limosna a todos los que le pasaban por delante sin saber que estaba sentado encima de una vasija llena de oro, es decir, que tenía lo que buscaba pero sin saberlo. Todos tenemos dentro un tesoro, que es nuestra perfección. Pero para conseguirlo tienes que abandonar el ajetreo de la mente y las necesidades del ego y entrar en el silencio del corazón. El kundalini shakti, la suprema energía de lo divino, te guiará.

Por eso estamos todos aquí."

3 comentarios:

  1. No tienes que buscar. Ya eres eso. Entonces, pregunta quién es el que busca.

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  2. muy buena explicacion sobre el Turiya

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  3. Excelente artículo sobre el "cuarto estado". Saludos!

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