martes, 31 de julio de 2012

Experiencia demoledora para la imagen


Un amigo mío, mayor, de unos cincuenta, vio a esa edad por primera vez, era ciego y le operaron con éxito. Pues bien, sólo era capaz de aplicar a los objetos los conocimientos adquiridos por el tacto, la profundidad le despistaba, creía que podía salir por la ventana y pisar el suelo de la calle. Jamás aprendió a leer con los ojos y continuó haciéndolo con el Braille. Pero lo terrible fue la abrumadora depresión que se apoderó de él en cuanto pudo ver, los colores le producían gran placer, pero era hipersensible a la suciedad o a cosas tales como paredes desconchadas, tanto que voluntariamente retrocedió a su oscuro mundo interior, sin imágenes, olvidándose de encender la luz por la noche, encerrándose en cuartos oscuros por el día. Tres años después de la operación, murió.

Raúl Guerra, Antología de cuentos

miércoles, 18 de julio de 2012

Llorar


Dice el maestro:

Si tienes que llorar, llora como los niños.

Fuiste niño un día, y una de las primeras cosas que aprendiste en la vida fue llorar, porque forma parte de la existencia. Jamás olvides que eres libre, y que mostrar emociones no es una vergüenza.

Grita, solloza en alto, haz ruido si te da la gana, porque así lloran los niños, y ellos conocen la manera más rápida de sosegar sus corazones.

¿Te has fijado en cómo dejan de llorar los niños? Algo los distrae, algo llama su atención hacia una nueva aventura.

Los niños dejan de llorar muy rápido. Eso mismo te pasará a ti, pero sólo si lloras como llora un niño.


Paulo Coelho